Javier Serrato, director gerente de la FADEC: “Se sufre más en el despacho que en la cancha”

L.G. | Javier Serrato (Sevilla, 1990), dirige la Federación Andaluza de Deportes para Ciegos desde hace ya un año. El salto de la cancha de goalball a la oficina no le ha resultado fácil. Serrato sufre por las horas que necesita para cubrir todos los frentes de la gestión y sufre más por las horas que resta a los entrenamientos. “La vida es poco más que el goalball”, sostiene. Pero se declara encantado por la oportunidad que tiene ante si para mejorar el reconocimiento de los federados andaluces. Ganar en calidad es su meta para 2018.

Ha transcurrido ya un año al frente de la dirección gerencia de la FADEC, ¿qué balance haces de este primer año?

En lo personal estoy encantado, es un trabajo que me encanta porque tengo la posibilidad de cambiar cosas. Y creo que a nivel deportivo podemos cambiar muchas cosas todavía para mejorarlas.

¿Qué es lo que más te ha sorprendido en este año y lo que le ha resultado más complejo?

Lo más complejo es el ajedrez que es un deporte que había tocado poco. Y lo más sorprendente la pesca. No conocía el volumen que teníamos y le hemos dado un carácter de competición y a los federados les ha gustado mucho el sistema de puntos.

¿Y desde el punto de vista de la gestión?

Difícil ha resultado la Copa de Fútbol por la gente que mueve, lo estructurada que está en el sistema de competición, es más compleja y ahí se ponen muchas cosas en juego a nivel federativo. Lo que más me ha gustado el Campeonato de Fútbol Internacional porque era la primera vez que se hacía en B2, la segunda en B1, y me ha gustado darle el formato de competición internacional partiendo de cero.

Has pasado de sentirse libre en una cancha a, digamos, permanecer más encerrado en un despacho. Ha debido de ser un salto cualitativo en su vida, ¿cuál ha sido el principal cambio que has percibido?

Que ya no hay tiempo de entrenar tantas horas como me gustaría porque tengo que estar más en el trabajo. Y también horas que pierdo de trabajo por estar entrenando. Estar en la cuerda floja esa de los minutos que le quitas al trabajo, los minutos al deporte, eso es lo que más ha cambiado.

Entonces sufres mucho.

Sí porque al final tienes la sensación muchas veces de que no llegas a todas las horas que tienes que echarle o no llegas a todas las horas de entrenamiento que tienes que tener.

¿Alguna autocrítica en este primer año?

Ser muy novato en lo que viene siendo gestión administrativa. El primer año es la primera vuelta. Ha habido problemas que me los he encontrado de cara y algunos los he sabido capear y otros no. Está resultando un buen Máster.

¿Qué no has hecho que le hubiera gustado hacer?

Hombre, se nos cayó un actividad de vela en Málaga que no salió por problemas con el Club que organizábamos y esa es una espinita clavada. Hacer vela en la Costa malagueña es una gozada y no hemos podido.

En el mundo deportivo, todavía ¿sorprende una federación de deportistas ciegos o se asume ya con la mayor naturalidad?

En las reuniones a las que vamos de la Confederación se asumen con naturalidad que somos varias las federaciones específicas de discapacidad. Al ser una federación polideportiva, a veces tenemos que hablar con otras federaciones porque coinciden con otros deportes. Y ya no hay que explicar que partimos de cero. Somos polideportivos, y tenemos deportes que tienen sus federaciones que ya deberían tener conciencia de cómo funcionan sus deportistas.

La FADEC está haciendo una labor pedagógica de concienciación.

Yo creo que sí. Hemos hecho una labor importante en Montaña, hemos adelantado trabajo, hemos tenido un contacto muy fluido con la Federación de Montaña de Andalucía y nos hemos entendido desde el primer momento.

Fuera del ámbito de la FADEC, ¿tiene el reconocimiento que merecen nuestros deportistas?

No, no, que va. A nivel paralímpico para nada. A nivel mundial no es así. Y en España mucho menos. No se ve igual a un deportista olímpico que paralímpico. Todavía falta todavía muchísimo, muchísimo, muchísimo.

Y el papel de las administraciones, de las federaciones, de los medios de comunicación ¿cómo lo juzgas?

Fundamental. Son los principales motores de que no se pongan en el mismo sitio a un paralímpico que a un olímpico. De cara a la galería muchas buenas palabras y mucha integración pero a la hora d ela verdad no cuentan con financiación externa para otras disciplinas deportivas o paralímpicas. Cuando un paralímpico vaya a ganar lo mismo que un olímpico entonces sí podremos hablar de un trato equitativo.

El fútbol es siempre el deporte rey. Dentro de la FADEC ¿ocurre también así?

El fútbol quizá tenga un protagonismo excesivo. Pero también es que supone un tercio de los federados. La FADEC cuando arrancó ya estaban los B2 muy arraigados en nuestra comunidad y el B1 comenzó a destacar. Entonces sí tienen un mayor reconocimiento. Quizá si les preguntamos a ellos piensan que deben ser más reconocidos. A lo mejor la sensación de los otros deportes es la contraria.

“La vida es poco más que el goalball”

Ser del Betis ¿es ser algo más que un aficionado?

Soy socio desde que me lo regalaron para mi Comunión con 9 años, es algo más de mí. Ser del Betis y medir 1,85 es lo mismo, va conmigo.

¿Cómo va el proceso de integración de las modalidades deportivas? ¿Es el gran reto para 2018?

Nuestro reto es no hacerlo mal. Debemos aprender de los errores. Estamos llegando a un buen entendimiento con Montaña. La Española sigue acogiendo a Montaña y ese trabajo realizado en estos meses no puede perderse, eso queda ahí. Y cuando esta disciplina se integre en su federación, nosotros ya tendremos un trabajo hecho y unas vías para que la transición de nuestros deportistas ciegos sea lo más buena posible.

Dinos, ¿se sufre más en un despacho que en la cancha?

Sí claro, no es mi estado natural. En una cancha el sufrimiento como que te gusta y lo llevas bien. Aquí hay momentos de estrés que lo pasas peor que en una cancha.

La vida para Javier Serrato ¿es algo más que el goalball?

Sí, pero poco eh… llevo muchos años diciendo lo mismo, es que es lo último que pienso antes de dormir y lo primero al levantarme. No engaño a nadie si digo que soy un goalballero.

¿Qué te aporta el goalball?

Para los que tenemos una deficiencia visual este deporte específico, que no es una adaptación de nada, nos permite jugar todos por igual, esa sensación de decir, oye, quedo último de siete, quedo quinto, esa eliminación de hándicap es lo que me encantó desde chico y hoy en día me sigue encantando.

¿Hay alguna técnica del goalball que te sirve para aplicar en su día a día en la gestión?

Si, supongo que hay muchas cosas de goalball o del técnico de goalball de la FEDEC, que me sirven y que las uso, no sé si bien o mal, pero las uso.

¿Está lo suficientemente reconocido como disciplina deportiva?

No, claro que no. Si dije antes que las demás no están reconocidas, la mía mucho menos. Te puedo dar la vara horas y horas por los puntos negativos que veo respecto a la sociedad.

Tus pinitos en el teatro con la Agrupación Homero ¿quedaron en un intento o le dieron tablas para triunfar en la vida?

No, qué va! Me dieron la posibilidad de hablar en público, de desenvolverme, de memorizar, de relacionarme con la gente. El teatro es una cosa que si los años duraran 16 meses y fueran 10 días a la semana estaría en el teatro también, pero no hay tiempo. Yo comencé con 8 años con Manuel un antiguo director de teatro en un grupo, en el que estaba Marta Gómez. Luego lo retomé a los 12 años, con Lola Mendoza, aunque lo tuve que dejar porque me coincidía con todos los fines de semana. Pero con la obra de teatro ‘Collar de cerezas’ estuvimos cuatro años por todos los escenarios de la provincia de Sevilla y parte de Andalucía, también estuve en tres muestras de teatro nacionales. En un intento no se quedó. Fue una parte importante de mi vida.

¿Un deseo para el nuevo año?

Que podamos ganar en calidad, no solo en cantidad, sino en calidad, en actividades, en equipos nuestros, en deportistas. Ganar en calidad esta es nuestra meta.